El calor aprieta en esta tierra sevillana. Las siestas se hacen pegajosas, las tardes largas, la noche corta. Y es que este calor es insoportable. Si no posees aparato de aire acondicionado alguno o en su lugar un buen ventilador, aun abriendo las ventanas pasarás calor, porque en esta tierra otra cosa no sé, pero calor sí que hace.
Estos calores primaverales te hacen sudar, te secan la garganta, y hasta te hacen parecer ese gran entrenador y ex-jugador murciano, cuando debido a la tensión de los partidos aparece con las camisas sudadas por las axilas. Ese gran Camacho.
Pero mientras haga este calor insoportable no nos queda otra que aguantar, y esperar a que abran las piscinas municipales o como bien observé este mediodía darse un chapuzón en las distintas fuentes municipales.
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