sábado, 12 de noviembre de 2011

"El bipartidismo se va de debate"

La noche del lunes era bastante esperada por muchos, tal fue la repercusión del "gran debate" entre Mariano Rajoy, líder de los populares, y Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato socialista al Gobierno, que hasta el Palacio de Congresos de Madrid, lugar en el que se celebraba, se trasladaron unos 650 periodistas acreditados de medios nacionales e internacionales. En casa, muchos eran los españoles que esperaban sacar algo en claro de este debate televisado en casi la totalidad de las cadenas españolas.
El candidato popular se adelantó 2 minutos a la hora pactada para su llegada, mientras que Rubalcaba, llegó a la hora prevista, 10 minutos después de su adversario, a las 21:13. Tanto uno como otro estaban preparados para el comienzo del debate -ambos con corbata azul, traje oscuro y camisa clara-, como árbitro, el presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, Manuel Campos Vidal.
            Como si de un combate de boxeo se tratase, el debate se dividió en bloques, aunque también podrían haberse llamado "asaltos". En torno a las 22.00 horas comenzó "el combate". Eso sí, al menos se les dio a los espectadores unos doce minutos de descanso en mitad de este, suficientes para evitar que más de uno acabara en el hospital por "crisis" nerviosa. Ya que el debate duró 1 hora y 48 minutos, suficientes para muchos y escasos para otros tantos, ya que al estar tan pactados los temas y las preguntas, no daba margen al error de ninguno de los partidos por sumergirse en temas de corrupción política o de otra índole.
            Como tema estrella, los cinco millones de parados, que Rajoy no reparó en sacar cada vez que lo necesitó como recurso para hacer daño al Gobierno socialista. Gobierno que no obvió en relacionar con la persona de Rubalcaba a través de continuas rectificaciones, al llamar a su oponente "Rodríguez Rubalcaba". Pretendiendo así que los espectadores identificaran a su adversario con el actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Rajoy quizás pecó un poco de leer demasiado ya que necesitó hojear sus papeles unas 12 veces más que Rubalcaba, 585 veces frente a 48.
            Por su parte, a Rubalcaba se le vio en el primer bloque, el llamado económico, un poco agresivo, sin dejar que su contrincante le comiese terreno, y en ocasiones pareció actuar como si de un periodista se tratase, intentando sonsacar a Rajoy información sobre su programa, el cual le sirvió de apoyo a Alfredo para sus exposiciones y evidenciar así que el popular no quería o no sabía sobre este. Lo que contribuyó a que el socialista le  achacara a Rajoy intenciones ocultas en su programa.
            Según muchos analistas, Rubalcaba perdió el debate, ya que al expresarse hizo uso de un lenguaje con el que parecía dar por hecho que Mariano Rajoy será presidente, <<le voy a decir lo que va a hacer usted, usted va a...>>. En mi caso, no creo tanto que se tratara de reconocer que el popular será presidente, sino de exponer lo que este haría en el hipotético caso de que fuera o fuese presidente.
            La frase más repetida por Rajoy en el primer bloque y en todo el debate fue, <<usted miente, siembra insidias y me atribuye intenciones>>, cuando Rubalcaba exponía algún tema que al popular no terminaba de agradar.
            Fue un primer "asalto" lleno de propuestas por uno y otro lado, entre las que cabría destacar, por el lado socialista, el impuesto a los bancos, a las grandes fortunas, recortar la administración, así como pedir a Europa el retraso del ajuste hasta 2015. Del lado popular, propuestas como el cambio inminente de Gobierno, la no reducción de las prestaciones por desempleo, y un plan económico. Pero eso sí, Rajoy no respondió a ninguna de las cuestiones de Rubalcaba sobre el programa electoral de los populares, sorteándolas aludiendo a los datos sobre el incremento del desempleo.
            En el segundo bloque, sobre políticas sociales, Rubalcaba no estuvo tan suelto como se preveía, puso de manifiesto que el programa de los populares está redactado de forma ambigua, <<usted crea incertidumbre a los parados, a las Pymes y a los pensionistas. Diga usted a los españoles qué va a hacer si gobierna>>, dirigiéndose a Rajoy. Refiriéndose a la sanidad y a la educación, el candidato socialista hizo mención a la situación de estas en la Comunidad de Madrid -feudo popular-, para terminar diciendo que el Estado de Bienestar con el PP no está garantizado.
            Rajoy, en este bloque no se mostró demasiado nervioso y señaló que en estos años de gobierno socialista, España ha alcanzado la mayor desigualdad entre ricos y pobres de la UE. Continuó diciendo que tanto a él como a su partido le interesa mucho la sanidad pública, aprovechando para llamar a Rubalcaba falso y de volcar insidias sobre su persona. Pero si algo llamó la atención, es que dijera que no congelará las pensiones. Lo que jugará en su favor a la hora de recolectar votos de los pensionistas.
            El debate iba acercándose a su fin, y lo hacía con una temática quizás favorable al candidato socialista, se trataba de España, bloque en el que se incluiría a ETA. Alfredo aprovechó para pedir al candidato popular la retirada del recurso al Tribunal Constitucional del matrimonio homosexual, a lo que este afirmó que esperará a lo que el TC sentencie. Además, trató el tema de la supresión de las Diputaciones, algo que Rajoy no compartió. Pero si en algo coincidieron ambos candidatos es en la satisfacción por el comunicado del fin de ETA, ante lo que uno como otro, dijeron que están dispuestos a apoyarse para acabar de una vez por todas con el terrorismo en España.
            Acabaría el debate con un mensaje de cada uno de los candidatos dirigiéndose al ciudadano, para llamar a la unión en la búsqueda de una salida a esta situación de crisis económica que nos azota y ahoga en la penumbra, y que nos está obligando a ocupar uno de los últimos vagones del tren de Europa.
            Está claro que ninguno ganó por goleada, no son más que opiniones de partidarios de uno o de otro. Lo que está claro es que ambos podrían ser grandes ministros, pero para ser presidentes del Gobierno de una nación se exige algo más de carisma, y la verdad es que tampoco son unos candidatos que conecten mucho con la juventud, esa parte de la población que quiere saber qué pasará con su futuro.


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