jueves, 16 de febrero de 2012

Federico García Lorca

La tragedia andaluza

El 5 de junio de 1898 nace en Fuente Vaqueros, Granada, uno de los poetas, dramaturgos y prosistas españoles, más reconocido y recordado de todos los tiempos. Conocido además, por su capacidad y desarrollo en otras muchas artes, como la pintura, disciplina artística en la que triunfó su “gran amigo” Dalí. Con el que mantuviera una relación sentimental en los años 20. 
García Lorca desarrolló su obra en vinculación con la llamada Generación del 27, de la que fue uno de sus mayores exponentes. Y es desde la dramaturgia, donde este artista andaluz se desarrolla de una manera impresionante, llegando a ser considerado una de las cimas del teatro español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo.
El poeta siempre hizo uso del teatro para hacer una crítica ponderada de la imagen costumbrista andaluza. De esas mujeres que viven del zaguán para adentro, intentando dar una imagen diferente hacia el exterior de lo que realmente son. Y es esa la forma de vida predominante en la Andalucía rural del poeta y la que en muchos pueblecitos andaluces hoy día podemos observar. 
Lorca utiliza su fluidez con el verso y la prosa para la creación de lo que conocemos como la trilogía lorquiana, ese conjunto de obras construidas para ser representadas encima de las tablas de un teatro. Esta trilogía la forma Bodas de sangre, Yerma, y La casa de Bernarda Alba. En todas estas obras se recoge siempre una misma temática, la tragedia rural, la cual siempre tiene un mismo fin, la muerte. Esta, la muerte, la podemos encontrar representada con diferentes símbolos, como el cuchillo, el puñal, la navaja, el negro. Y es ese drama, entre la vida y la muerte el que sirve de eje a cada una de estas obras lorquianas. 
Lorca utiliza el arte de la literatura para mostrar la opresión, las convicciones morales, el fanatismo religioso, y todos esos aspectos que le preocupaban de la vida rural andaluza, y para ello hace una invitación a romper con lo establecido e invita a la mujer del momento a cambiar su papel. 
A Lorca, cuando se le preguntaba por el teatro decía lo siguiente, “es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre”. Esta definición de teatro recoge la esencia de su trilogía teatral, la que tantas veces fue representada sobre las tablas españolas y proyectada en los cines. 
Gran pérdida, la del exquisito literato granadino, al ser fusilado el fatídico 19 de agosto del 36, por fuerzas falangistas, entre las localidades de Víznar y Alfacar, Granada. Una vida corta, pero intensa desde el punto de vista de la producción literaria, ya que a pesar de su prematura muerte a la edad de 38 años, no perdió el tiempo, y fue capaz de crear multitud de obras, que han contribuido al enriquecimiento de la literatura andaluza y española del siglo XX.

García Lorca y Dalí


El Moguer de Juan Ramón Jiménez

Recorriendo Moguer a lomos de Platero
El nobel moguereño siempre mostró un gran amor hacia su pueblo, el que lo vio nacer y partir en tantas ocasiones

A través de una de sus obras más importantes, Platero y yo, el poeta onubense, Juan Ramón Jiménez hace un recorrido por su amado pueblo, destacando rincones por los que él, durante su infancia o bien a la vuelta de sus primeros años en Madrid, paseaba.
Mediante esta elegía andaluza, el poeta inmortaliza su pueblo con un tono de tristeza por la pérdida de un pasado mejor, y de protesta, debido a la situación que atravesaba este a su vuelta de Madrid. Por tanto, existen dos tiempos en Platero y yo, el recuerdo de su Moguer de niño, y la presencia de ese nuevo Moguer cambiado.
Esos dos reflejos de su Moguer, son tan fieles que el lector de la obra queda prendado de esta “blanca maravilla”, esos “verdes patios”, esos “grandes salones”, ese Moguer de ensueño con el que tanto soñó en sus noches de lejanía. Por lo que su principal obra, Platero y yo, sirve al lector de guía en las visitas a su pueblo natal. 
En la obra, el andaluz universal dedica multitud de textos en prosa a rincones que le fascinaban  y de los que quedó prendado junto a su fiel amigo Platero, ese burrillo “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera…”.Esos textos en prosa fueron reproducidos en azulejos en las distintas localizaciones del pueblo nombradas en la obra, creándose así una ruta literaria, gracias al ayuntamiento en la década de los setenta. De esta manera se fomenta la figura de Juan Ramón y al mismo tiempo la de su pueblo. El itinerario es el siguiente: Calle Ribera, esquina de la Calle Zenobia Camprubí, Calle San Francisco, Plaza San Francisco, Calle Castillo, Calle del Sol, Calle Reyes Católicos, Plaza del Pescado, Plaza Nuestra Señora de Montemayor, Callejón de la sal, Calle Fuentes, Calle Calera, Calle Monturrio, Calle San José, Calle Nueva / Juan Ramón Jiménez, Calle A. Borrego, Calle de la Aceña, Calleja que da al río seco: Cementerio
VISITANDO A PLATERO
Muchos son los visitantes que pasan unos días en Moguer con el propósito de conocer todos aquellos rincones descritos por el poeta, además de en el pueblo, en sus cercanías. Este es el caso de la casa de campo que el poeta poseía en las afueras de su pueblo, en el paraje de Fuentepiña, donde este pasaba muchas tardes de verano en busca de un remanso de tranquilidad para la escritura de sus obras, y lectura de otros autores de los que se sentía atraído. 
Sin embargo, este bello paraje de las afueras de Moguer es algo especial para el poeta, ya que bajo un gran pino centenario cercano a su bonita casa encalada de Fuentepiña, reposan los restos mortales de Platero, su fiel amigo. 
Por este mismo motivo, muchos son los curiosos que visitan esta zona silvestre desde donde se pueden apreciar unas grandiosas vistas de “la blanca maravilla”, “la luz con el tiempo dentro”, Moguer.
MOGUER POR EL MUNDO
Juan Ramón nunca se olvidó de su pueblo, y allí donde estuvo, tanto por motivos de estudio o trabajo, como exiliado, por la Guerra Civil, jamás borró de su memoria esa “caña de cristal grueso y claro, que espera todo el año, bajo el redondo cielo azul, su vino de oro”.
Muchas son las comparaciones que el poeta hace de su pueblo con retratos de paisajes de grandes autores como Courbet o Bocklin, pero una de las comparaciones que más llama la atención, es esa en la que describe la torre de la iglesia de la siguiente manera, “parecía de cerca, como una Giralda vista de lejos”, y es que para él, su pueblo rebosaba la grandeza de una gran capital. 
USO DE SU IMAGEN
La figura del poeta se ha utilizado para la impresión de billetes de dos mil pesetas, sellos, postales... pero además ha facilitado la impresión de cupones de la once y sellos con imágenes de lugares juanramonianos, algo que ayuda a la proyección de la imagen de este rincón del sur de Andalucía.





 


La pesadilla de Darwin

Merece la pena verlo, no tiene desperdicio. Esto es la globalización.

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